azúcar del bueno.

Poesía de la vida, 
flor de nadie,
 aroma de todos.

Pasión del rescate
 de un alma ultrajada.

Ceniza de caminares distintos,
letra de quien calla,
grito de quien no es oportuno,
pabellón de franquezas destiladas 
en la metáfora de lo ridículo.

Donde todos ríen en grupo,
y por dentro sienten
como se hace carne
eso que leen.

Yo no soy lo que dicen estos textos, 
soy lo que llega a tu alma, 
carezco de identidad detrás de la letra
pero le pongo todas las venas 
para que seas vos,
 el único múltiple destinatario.

Endulzate las papilas gustativas,
con azúcar del bueno
que no se vende a ningún postor, 
del que se aferra 
solo al viento de un suspiro
que con gestar una sonrisa 
                      se siente feliz.



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