habitación 213
Perfume hipnótico,
sonrisa digna de retrato,
un delirio neurótico,
verla donde no estará
y sentir esos besos
que juraron no volverse a ver.
Perdido en olas ajenas,
compró un pasaje
para la habitación 213
del cuadro florido de San Telmo.
Volvió por la palabra,
y se encontró con un cuerpo vacío de cerveza negra.
Ya no pudo precipitarse en el espejo
de los ojos del otro mundo,
El limite se ponderó muy cerca de sus manos.
tuvo miedo de viajar muy cerca de sí.
de verse y disgustarse.
de igual manera
no podría,
la cobardía no se refleja.
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