la economía de las emociones, jugar a no perder.
La esperanza,
un bello mal,
un don que se le entrega a los hombres
dispuestos a especular con un futuro lábil.
pero la esperanza es una luna... siempre tiene su lado falto de brillo, su nemesis.
el tiempo de descuento, los caminos posibles,
y la angustia, el poder al que un hombre se somete al esperar,
y la seducción de un porvenir majestuoso, una gran mezcla de lo incierto.
es entrar en cuarentena, esperando una cura,
un tapón que termine de sellar la falta.
como la esperanza puede apremiar y castigar a la vez al humano?
acaso no son cosas opuestas?
parece ser que no,
que quien no padece la espera,
no libidiniza la llegada de lo esperado...
y cómo en otras situaciones,
poner esperanzas en algo,
es facilitarse uno, a sufrir un castigo innecesario..
¿estamos dispuestos a sufrir un castigo para poder admirar la belleza de lo esperado?
o estamos al son de una "economía" de sentimientos...
quien siente más, expresa más y entabla una ilusión/esperanza, es quien pierde...?
qué clases de ideas, han impuesto la cultura y la historiografia?
donde uno se vale de lo que puede asegurarse
y que es de "idiotas" o "salidos" aferrarse a un futuro incierto?
Dejo las preguntas abiertas, no me gustaría cerrar esto, la esperanza, el premio y el castigo no son conceptos de libros, son la vida misma. y como tales productos de la vida, deben ser re-definidos siempre.
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