Deshollinando la chimenea

Puede que ésta
haya sido la peor
de todas las decisiones
que tomé en mi construcción
como sujeto.

Abandoné una carta perfumada
 que miraba al horizonte.

Me obligué a callar la pulsión
que, saltarina y prepotente,
hoy desea llegar a su destino
ausente.

por primera vez, pensé
no en dos sonrisas,
sino en una.

sonrisa que quizas nunca vuelva a ver
y que a modo de residuo,
 con mucha satisfaccion la vea
solo en los calcos de mi pasado.

fui
 o muy hombre o muy cobarde,
que más dá,
para mi,
hoy son sinécdoques
de mi cuerpo y mi historia

hoy me doblego
ante la sensación
de duelo.

la sombra de su sonrisa
recae sobre mi
y pesa el hueco en mi pecho


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